domingo, 5 de mayo de 2013

Una reflexión sobre una nota de Página 12.


Hoy leí esta nota de Alfredo Zaiat, que habla sobre la posibilidad de una devaluación de nuestra moneda, y cómo los economistas que hablan de una devaluación del 30% o 40% están inevitablemente equivocados.

http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-219365-2013-05-05.html

Es fácil coincidir con muchos de los argumentos que dio Zaiat, incluso después de leer a economistas de otras orientaciones o afines a la oposición:

¨El desafío para quienes postulan la necesidad de una devaluación para recuperar “equilibrios” macroeconómicos es interrumpir unos pocos minutos la lectura de títulos de portales de noticias y tratar de exhibir datos duros que permitan debatir
- si el nivel de tipo de cambio real, si bien ya no se encuentra en los niveles de 2003-2007, sigue resultando compatible con el equilibrio o superávit en las cuentas externas;
- el saldo de la cuenta corriente se mantiene con saldo levemente positivo, a diferencia de otros países de la región, por caso Brasil;
- el tipo de cambio en su versión multilateral como bilateral respecto al dólar, cuando se ajusta por salarios, ofrece niveles mayores que en los noventa;
- los mayores niveles de productividad laboral en la industria en diez años, estimada en un aumento del 50 por ciento, mejoraron la competitividad de la economía;
- la política de desendeudamiento exige una menor cantidad de dólares para cancelar vencimientos y, por lo tanto, alivia el frente cambiario; y
- la política de flotación administrada, con ajustes casi diarios de la paridad es más eficaz que la política de apreciación cambiaria en los países vecinos para evitar el atraso del tipo de cambio.¨
Sin embargo creo que hay tres variables que no consideró, y que suman presión para el tipo de cambio:
- la importación de combustibles, que es ahora una cuenta muy grande y resta divisas de la balanza comercial. Para garantizar el superávit se frenan un poco las importaciones no energéticas, afectando el ritmo de la actividad. 
- la caída forzada del giro de dividendos de multinaciones y venta de divisas por turismo, que en los demás países de la región es ahora mucho más aceitado que en el nuestro. En caso de restablecerse provocaría una salida legal de divisas grande, que sumaría presión a la cotización del peso. Y en caso de mantener frenado el giro de dividendos seguramente afectaría hacia el futuro al ingreso de capitales o la reinversión de utilidades.
-la huida al dólar paralelo por la desconfianza de algunos sectores medios y empresarios ante ciertas medidas del gobierno.
Con lo poquito que estudié y leí, pensaría que un tipo de cambio a 5.2 ahora o 6 en diciembre se puede mantener ¨artificialmente¨ gracias al control del gobierno del comercio exterior y la prohibición para la compra de divisas que no sirvan para la producción. Sin embargo, puede llegar a ser un nivel artificial y no acorde a las necesidades de crecimiento y generación de empleo de calidad de la economía argentina (como lo fue la ficción del 1 a 1). Mucho más si no se analizan y consideran TODAS las variables. 

Especialmente, que para que un país emergente tenga un tipo de cambio más o menos estable y fuerte, se debe tener niveles crecientes de reservasexportaciones, inversión, ahorro, cierta estabilidad de precios y relativamente alta confianza de todos los actores en las políticas públicas. 

La devaluación sería una pésima noticia, pero es inevitable cuando hay alta inflación, restricciones externas graves y problemas de confianza en la gestión económica. Igualmente el tipo de cambio ya se devaluó nominalmente casi el 75% desde que asumió CFK en el 2007, y no leímos ninguna critica sobre esa devaluación espaciada en el tiempo. (Eran 3 pesos por dólar y ahora 5.2). Todavía se está a tiempo de corregir el rumbo, claro.

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