jueves, 24 de abril de 2014

La gestión económica y los votos oficialistas


Para ver cómo le puede ir a cualquier candidato oficialista en las elecciones del año 2015 hay que seguir muy cerca las encuestas sobre percepción de gestión económica del gobierno. Normalmente hay un porcentaje de la gente que vota de acuerdo a su filiación partidaria o su ideología, pero mucha más gente es más independiente y volátil: acompaña a los oficialismos cuando percibe que la economía y su situación personal anda bien, y lo castiga cuando piensa lo contrario. Si tenemos en cuenta los números históricos en encuestas de aprobación de gestión económica del 2007 a la fecha, surgen datos muy interesantes para ir prediciendo qué puede suceder en 2015.

Cuando Cristina Fernández es electa para su primer mandato en 2007 la aprobación económica del gobierno de Kirchner rondaba el 50% o más. Ella ganó con el 45%, un número muy similar. En plena crisis internacional del 2009, combinada con la crisis del campo del 2008, la aprobación bajó a números cercanos al 25% para junio de ese año. El FPV obtuvo sólo 30%. La recuperación del 2010 y 2011 ayuda a la reelección de CFK con el 55% cuando la visión positiva sobre la economía era del 60%. Y el año pasado aumenta nuevamente la desaprobación por el estancamiento industrial, la aceleración inflacionaria, el cepo cambiario y la caída de las reservas. Una aprobación de 30% coincidió bastante con el 33% oficialista en octubre de 2013. La relación aparentemente es bastante estrecha. Y también parece indicar que la mayoría de las personas no comparan con la crisis del 2001-2002, sino con los años más cercanos en el tiempo.

Mi opinión es que si bien no toda la gente considera únicamente a la marcha de la economía para votar, su influencia es enorme. Y si se recupera la aprobación a niveles superiores al 50% podríamos tener Kirchnerismo o Neo-Kirchnerismo para rato...




jueves, 10 de abril de 2014

Una revolución comunista en Argentina.

Me pasaron para que lea un texto sobre la historia de la sociedad humana, desde una perspectiva marxista-leninista-maoista.

Me llamó mucho la atención que el autor afirme que el comunismo desapareció mediante una restauración capitalista en la URSS en 1957 y en China en 1978, y que lo que existió en ambas naciones luego de ello fue un falso comunismo de fachada, que escondía verdaderos social-imperialismos.

Finalmente, el autor declara a modo de conclusión: "En su lucha por el comunismo, la clase obrera debe realizar la revolución en cada país, forjando su partido de vanguardia e integrando el marxismo-leninismo-maoísmo, ciencia de la revolución, con las condiciones particulares de cada país.
En la Argentina, la lucha de la clase obrera contra la explotación y por hacer realidad el objetivo histórico de la sociedad sin clases, tiene planteado dirigir la lucha de todo el pueblo en una revolución de liberación nacional y social que termine con la dependencia del imperialismo y expropie a los terratenientes latifundistas para realizar una profunda reforma agraria, abriendo así el camino al socialismo".

Es verdad que el capitalismo en su fase imperialista se nutre de la ambición y la codicia humana, del deseo de obtener ganancias, muchas veces a cualquier precio. También es cierto que es causa de muchas guerras inventadas, para favorecer sus intereses y su expansión mundial.

Sin embargo, hay algunas dificultades que se me ocurren al pensar en una posible revolución comunista. Primero ¿cuántos de los empleados bajo relación de dependencia se sienten explotados u oprimidos y dispuestos a apoyar una vanguardia revolucionaria? ¿Lo son cuando en este país los que están en blanco tienen derecho al aguinaldo, vacaciones pagas, licencias por enfermedad, indemnización por despido, salario mínimo, paritarias por convenio? Es verdad que una gran parte de los trabajadores no acceden a esos derechos por estar desempleados o "en negro", incluso hay casos de trabajo esclavo. Pero no son la gran mayoría en este momento, lo que debilitaría las adhesiones a una revolución aunque su causa sea noble. Dicho esto, hay países donde sí hay una explotación y opresión extendida, pero no lo veo tan así en el nuestro.

¿La clase obrera es homogénea? La clase obrera industrial en Argentina tampoco incluye a todos los asalariados, y varios de ellos son propietarios de sus viviendas o tienen un pequeño comercio, por lo que dudo estarían a favor de una revolución que socialice la propiedad privada. Por último la reforma agraria me parece anacrónica luego de un proceso de tecnificación que dejó con pocos campesinos al campo y expandió la frontera agropecuaria y las exportaciones. ¿El Estado produciría más y mejor, con mayor cuidado ambiental que los privados? ¿No es mejor plantearse qué hacer con los impuestos para garantizar la alimentación sana y suficiente de los ciudadanos excluidos? ¿Qué haríamos para incluir a los trabajadores rurales expulsados a los centros urbanos?

También pienso que al imperialismo se lo neutraliza "algo" con una política exterior seria, estratégica, inteligente, que pueda evaluar ventajas y desventajas de todos los escenarios, que regule el porcentaje de mercado o recursos nacionales al que puedan tener acceso las grandes multinacionales, que condene los abusos de las potencias y trabaje para la multipolaridad cultivando relaciones y alianzas.

En lo personal, no me molestan que existan diferentes clases, mientras se eviten los monopolios, haya una clase media creciente con  movilidad social y se garantice un estándar mínimo de capital material y simbólico a las clases menos favorecidas, para que puedan salir de la pobreza.

miércoles, 9 de abril de 2014

La casa propia incluye

¿Qué haría yo con la plata que se gasta en subsidios a la energía, el agua y el transporte? En 2013 fueron 134.000 millones de pesos, o sea el 16% de la recaudación impositiva nacional. 

Reduciendo un 50% esos subsidios y transfiriéndolos a planes de vivienda, se podrían construir con 67.000 millones de pesos 100.000 (o más) casas o departamentos adicionales a las del Plan PROCREAR por año.

Por ejemplo, se podrían sortear de forma transparente entre las familias con bajos recursos que no tienen casa propia. 

En diez años se podrán construir más de 1 millón, reduciendo tanto el déficit de vivienda como el aumento descontrolado de los barrios de emergencia. Aparte de los miles de puestos de trabajo extras en la construcción que se crearían.

-Entre el año 2003 y 2011 se construyeron con el Plan Federal de Viviendas 450.000. Desde el 2012 que empezó el PRO.CRE.AR., se terminaron 23.000 y están en construcción 160.000 (con 530.000 familias anotadas).-

lunes, 7 de abril de 2014

Violencia social, delito, marginalidad, narcotráfico. ¿Hay solución?

¿Qué cambios habría que implementar para que la Argentina retome la senda del desarrollo con inclusión social duradera? ¿Cómo se podría mejorar el uso del gasto público para pegar un salto de calidad en educación, salud, justicia, viviendas e infraestructura, que hoy avanzan a paso demasiado lento? En estos días donde se discute el nivel de violencia social, el aumento del delito y la marginalidad, la invasión "narco", creo que se debería reflexionar en estas dos preguntas. Porque su respuesta podría ser parte de la solución.

¿Qué pasó que tenemos un estancamiento económico y aumento de la pobreza desde hace casi tres años?

Desde el año 2003 hasta el año 2011 el producto bruto interno creció a tasas superiores al 7% anual, excepto en el 2009 donde hubo una pequeña recesión debido a la crisis financiera internacional y la depresión del comercio exterior mundial. Sin embargo, a partir del inicio del segundo mandato de CFK las tasas de crecimiento económicas se han vuelto decepcionantes para un país emergente: 1.9% en 2012, 3% en 2013 y, a enero de este año ronda el 1.2% interanual. ¿Habrá influido una débil economía mundial tirando para abajo nuestro crecimiento? ¿O será la consecuencia de las medidas del gobierno implementadas en estos últimos años recientes?

El kirchnerismo recibió una economía resucitada de la gran depresión de fin de siglo, pero todavía en terapia intensiva. En el marco de una economía bastante liberalizada por las reformas menemistas, el combo de ajuste ortodoxo con maxidevaluación y default alentó una rápida recuperación del sector agrícola e industrial, y una disminución brusca de las importaciones permitió una balanza comercial superavitaria. Es decir, por primera vez en décadas teníamos un excedente de divisas para financiarnos sin nuevo endeudamiento exterior. El primer mandato de Néstor se caracterizó por un Estado superavitario que recaudaba cada vez más, alimentaba la demanda agregada con subsidios y subas de salarios y jubilaciones, acumulaba reservas, aprovechaba los altos precios de las commodities, e incluso renegociaba la deuda externa en default. Las inversiones extranjeras no eran gigantes, pero se mantuvieron mayormente entre 4.000 y 7.000 millones de dólares por año. Se lo criticaba por el resurgimiento de la inflación, por casos de corrupción con fondos públicos y por ciertos arranques de autoritarismo, pero durante la mayor parte de su mandato más del 70% de la población tenía una imagen positiva de él.

Este esquema se fue deteriorando paulatinamente a medida que avanzó el tiempo, y ya con Cristina en el sillón presidencial se empezaron a requerir ciertos ajustes. El modelo presentaba signos de agotamiento. Cuando Cristina fue reelecta se hacía necesario una devaluación que equilibrara el sector externo, a punto de ser deficitario por primera vez; también se requería un ajuste fiscal para disminuir la emisión sin respaldo que financiaba gasto público, y aparentemente alimentaba aun más la inflación. La decisión fue no devaluar, sino hacer una mayor intervención de la economía y borrar los últimos rastros de la liberalización de los años noventa. Se terminó con la convertibilidad del peso, y se pasó a un esquema de control de cambios que derivó en un desquicio cambiario con numerosas cotizaciones. Se empezó a regular las importaciones mediante permisos, que hasta el día de hoy son aprobados o desaprobados con nula transparencia y absoluta discrecionalidad. La mayoría de inversores locales y extranjeros todavía tienen mucha cautela para iniciar grandes proyectos. Las reservas empezaron a disminuir estrepitosamente y el crecimiento económico es cada vez más cercano a cero, con nula creación de empleo a excepción del Estado que paga sueldos con emisión monetaria o deuda provincial. La inflación y el empleo en negro aumenta la cantidad de familias bajo la línea de pobreza día tras día. Mientras tanto la economía mundial, aunque menos robusta que en otras épocas, sigue creciendo por el empuje de los grandes mercados emergentes. ¿Estaremos haciendo algo mal nosotros?