lunes, 23 de noviembre de 2015

Empezó el siglo XXI en Argentina (políticamente hablando)

¿Será esto el nuevo bipartidismo posible en Argentina? El siglo 20 estuvo caracterizado mayormente por el enfrentamiento entre conservadores y radicales primero. Luego por peronistas y militares (aliados a los antiguos conservadores) . Y finalmente peronistas y radicales, hasta que en 2001 este sistema de partidos explotó. Solo el peronismo reinventado con la conducción kirchnerista consiguió liderar la post-crisis, al obtener el apoyo popular con diversas coaliciones, mientras la oposición se mantuvo fragmentada.
Ayer se eligió a un frente nuevo, más cercano a la centro-derecha, a las tradiciones liberales, y al radicalismo de Alvear o Frondizi. Y casi otra mitad del país optó por el frente de tradición peronista, más cercano al populismo clásico, que también consiguió sumar casi todos los votos de "progres" K (o sencillamente antiMacri) de clase media. Muy parecido a los resultados que obtienen frentes conservadores y progresistas en países como Brasil, Chile, España, EEUU, Canada, entre otros.
Políticamente, el siglo XXI empezó ayer en nuestro país con esta transición novedosa. Por primera vez desde 1916, un presidente electo en votaciones limpias no es ni radical ni peronista. Deseo que esta alternancia sirva para mayor consolidación de las instituciones democráticas, y también para que haya un mayor crecimiento de las actividades productivas en todo el país. No mucho más que eso.

martes, 3 de noviembre de 2015

Mis opiniones sobre la segunda vuelta

Me parece muy interesante que haya dos modelos en disputa, a pesar que Scioli no haya sido el mejor candidato para representar una centro-izquierda de raíz peronista con tendencias keynesianas. O mejor dicho, con otros gobernadores representan más bien el "centro" conservador-popular de la coalición.
Del otro lado se ve claramente un frente de centro-derecha, donde la UCR sería el "centro", y el PRO el lado más liberal y pro-mercado con tendencias ortodoxas. 

Una polarización total y sumamente interesante para equilibrar el sistema político del país.

En el sorpresivo caso que llegue a a ganar "cambiemos", es porque un gran número de ciudadanos (¿51%?¿60%?) percibe cierto agotamiento del modelo económico e insatisfacción con la conducción política de Cristina, y piensa que Macri representa el cambio preferible. 
Igualmente más tarde o más temprano también se experimentará un agotamiento del modelo ortodoxo que dará la oportunidad de que las ideas keynesianas regresen (¿2017, 2019, 2023?). O puedo suceder si el Jefe de Gobierno porteño no puede conducir la coalición firmemente, o no logra sumar apoyo popular a su gestión.

Massa  puede llegar a ser la oposición más fuerte de cualquiera de los dos: o aliado a radicales y PJ disidentes si gana Scioli, o quedándose con el liderazgo de un peronismo modernizado junto a De La Sota si gana Macri. Aunque ahí competiría con Cristina y La Cámpora como líderes de la oposición.

En este país de personalismos, lo que es nuevo en un momento y exitoso, una vez que es viejo pasa a ser un recuerdo que se conserva con mucho o nada de cariño. En el `83 lo nuevo fue el alfonsinismo, en el `91 el menemismo, en el 2003 el kirchnerismo. Todos son ahora parte de lo viejo, de liderazgos que se extinguen cuando se deja el poder. Por ejemplo, lo nuevo para el futuro se ve en estas figuras jóvenes: Massa y Urtubey en el peronismo, Vidal y Lousteau en el espacio Radical/Pro.

Mi posición personal es que hay mucho nerviosismo, porque en la cabeza de los dirigentes más que diferencias ideológicas, está en juego manejar el 38% del PBI nacional. Eso es lo que gasta el Poder Ejecutivo de la Nación. En definitiva, una lucha por PLATA y PODER (alrededor de 150.000 millones de dólares de presupuesto anual). 

Yo no soy muy amante de las radicalizaciones ni por izquierda ni por derecha, veremos qué pasa...

miércoles, 7 de octubre de 2015

Las identificaciones inconscientes del electorado

Haciendo cuentas de los resultados electorales desde 1983, se ven unas tendencias más o menos constante en cuanto a identificaciones políticas. Muchas veces estas identificaciones son inconscientes, porque la mayoría de la gente declara no tener una simpatía o militancia fija con un partido político.

Pero a grandes rasgos se ven dos grandes grupos: peronistas (60%) y republicanos (35%).

Aproximadamente el 35% de los votantes parece ser más bien justicialistas tradicionales o conservadores.
Un 25% se inclinaron por opciones peronistas de izquierda.
Un 20% de lo republicanos se identificaron tradicionalmente más con la socialdemocracia del radicalismo o del socialismo santafecino.
Un 15% se encuentra cercano al republicanismo liberal de derecha, que se encuentra como subcorriente del radicalismo, o que se reflejó en la UCEDÉ y ahora el PRO.

En 1995 Menem consiguió con su 50% casi todo el voto del peronismo conservador, y de gran parte del liberalismo republicano.

CFK en 2011 prácticamente recibió la totalidad del peronismo tanto de izquierda como conservador, perdiendo unos puntos de este último ante Duhalde y Rodríguez Saá, pero ganando otros de la socialdemocracia.

De la Rúa pudo sacar casi 50%, porque reunió a casi todo el republicanismo y le agregó gran parte del peronismo de izquierda representado por el FREPASO. Lamentablemente fue una alianza contradictoria sin liderazgo fuerte, y explotó después de 1 año. Los frentes peronistas también son ideológicamente contradictorios, pero el liderazgo de los caudillos presidenciales facilita la gobernabilidad, y el programa de gobierno se mantiene en el tiempo.

La debilidad de los no justicialistas cuando rechazan una "pata peronista" se vio en agosto de 2015. La suma de CAMBIEMOS (30%) y de Stolbizer (3,5%) significó casi todo el potencial republicano. Y aun con un peronismo dividido, no parece que va alcanzar para llegar al ballotage fácilmente.

Es posible que la estrategia para ganarle al peronismo oficialista no debió haber sido bajo un eje peronismo / antiperonismo, sino centro-izquierda vs. centro-derecha, incorporando dirigentes radicales, liberales y justicialistas disidentes por igual.

O sea, tenemos peronismo para rato parece...

lunes, 24 de agosto de 2015

Señales de desgaste en la máquina electoral oficialista

A pesar de haber perdido la gobernación de Tucumán, en medio de unas elecciones llenas de incidentes, la oposición al gobierno de Cristina no está remarcando un hecho muy importante. El oficialismo está sufriendo una merma de votos importante, incluso en provincias y partidos del conurbano donde el peronismo es históricamente hiper-fuerte.

Comparemos los resultados de esta provincia norteña en 2007, 2011 y 2015.

Categoría presidente FPV:
2007:  62,7%
2011: 65,2%
2015: 57,1% (menos 8 puntos que elección anterior)

Categoría gobernador FPV:
2007: 78%
2011: 69%
2015: 51,6% (menos 17 puntos que elección anterior)

Como se puede ver, el kirchnerismo se encuentra este año por debajo de lo obtenido en 2007, cuando CFK ganó con el 46% de los votos en todo el país. Si vemos que hasta en provincia de Buenos Aires se obtuvo en las PASO casi 7 puntos menos que ese año, todo parece indicar que Scioli no superará el 45% en las elecciones de octubre.

lunes, 17 de agosto de 2015

Cerca del ballotage, pero tampoco tanto

Datos interesantes de la elección:
Casi un tercio de los electores viven en provincias del centro del país donde predominan los sectores medios urbanos y rurales; allí la elección salió 38%‪#‎cambiemos‬ vs 27% ‪#‎FPV‬ (CABA, E.Rios, Sta Fe, Córdoba, La Pampa, Mendoza)
La provincia de Buenos Aires, que es como un microcosmos de la Argentina con áreas rurales dependientes del agro y un inmenso conurbano, dio 39,5% vs 29% a favor de Scioli.
En el 30% restante del país (NOA,NEA,PATAGONIA) la diferencia a favor del FPV es mayor: alcanza 49,5% vs 23% de cambiemos.
Todos los números están por debajo no solo de la elección de Cristina en 2011, sino también la del 2007 donde ganó en primera vuelta con el 46%. Es la primera vez desde que subió el kirchnerismo al poder, que hay una opción opositora que supera los 30 puntos en las presidenciales.
Scioli es el gran favorito, pero de repetirse estas cifras puede llegar a haber ballotage con el frente no peronista más competitivo de los últimos años.

miércoles, 24 de junio de 2015

Reconfiguración de la hegemonía kirchnerista

Anteriormente mencioné que en este año electoral hay probabilidades que la UCR y sus aliados ganen algunas provincias, muchas de las cuales hoy responden al liderazgo de Cristina Kirchner. Mi pronóstico fue que hay al menos diez provincias, junto con la C.A.B.A., donde puede gobernar la oposición que no responde a ningún peronismo oficial o disidente. Por ahora, la UCR o sus aliados han conseguido 3 de 11 posibles: repiten gobernación en Corrientes y en Santa Fe, y ganaron Mendoza luego de 8 años.

También inventé una especie de termómetro para ver el nivel de hegemonía relativa del kirchnerismo, como movimiento de gobierno, basado en la cantidad de provincias y distritos electorales grandes que tienen conducciones alineadas y que responden al Poder Ejecutivo Nacional. Hablo de las 23 provincias argentinas, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los 24 partidos del Gran Buenos Aires y las ciudades de Rosario y Córdoba. Estas conducciones no necesariamente provienen del partido justicialista, también pueden ser fuerzas provinciales o municipales que son aliados y no muestran signos de independencia.

Por ejemplo justo antes de las elecciones del 2013 marcadas por la aparición del Frente Renovador, el nivel de despliegue territorial hegemónico K era del 80%, el cual bajó al 66% luego de la pobre elección legislativa de ese año. 

Al día de hoy podemos ver como vienen compitiendo las diferentes fuerzas para acceder a los espacios de poder político en juego. Hay 60 grandes distritos, compuestos por provincias, municipios del conurbano y ciudades del interior más pobladas, de los que hasta ahora se disputaron  8 14  60, y se encuentran repartidos de la siguiente forma:

Pan-radicalismo: UCR-PRO y aliados nacionales (Partido Socialista y Coalición Cívica) 33,3% 
Corrientes
Santa Fe
Mendoza, perdió el FPV
Rosario
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Córdoba Capital
Provincia de Buenos Aires, perdió el FPV
Jujuy, perdió el FPV
Morón, perdió aliado del FPV
Tres de Febrero, perdió el FPV
Quilmes, perdió el FPV
Lanús, perdió el FPV
La Plata, perdió el FPV
Pilar, perdió el FPV
Vicente Lopez
San Isidro
Mar del Plata
Santa Fe capital
Bahía Blanca
Paraná

Kirchnerismo: FPV y aliados provinciales 48,3%
Salta
Chaco
Tierra del Fuego, perdió el oficialismo provincial
La Rioja
Tucumán
Santiago del Estero
Misiones
Formosa
Catamarca
San Juan
Santa Cruz
Entre Ríos
Malvinas Argentinas, perdió el FR
José C. Paz
Ituzaingó
Hurlingham
San Martín
Moreno
Merlo
La Matanza
Avellaneda
Lomas de Zamora
Florencio Varela
Berazategui
Esteban Echeverría
Ezeiza
Escobar
Corrientes capital
Resistencia

Peronismo Opositor y Frente Renovador   15%
Córdoba
San Luis
Chubut, perdió el FPV
La Pampa
San Miguel
San Fernando
Tigre
San Miguel de Tucumán
Salta capital

Provinciales 3,4%
Neuquén
Río Negro, perdió el FPV

De cómo se repartan estas porciones del poder político dependerá el nivel de apoyo a nivel federal del próximo presidente, y su capacidad para negociar leyes en el parlamento. Por ahora no será nada fácil para ningún candidato.








miércoles, 27 de mayo de 2015

¿Por qué se fortalece el FPV en su momento final?

A diferencia de lo que pronosticaban la mayoría de analistas políticos, economistas y periodistas, el movimiento kirchnerista se encuentra fortalecido en un amplio sector de la sociedad (las encuestas actuales muestran cifras entre 40% y 50% de imagen positiva para la presidenta)

Sin ninguna duda, la estabilidad financiera lograda en estos últimos dos años, aun a costa de frenar la economía y el comercio exterior, comenzaron a generar tranquilidad en una sociedad temerosa a la posibilidad de que venga una nueva crisis fulminante como las que estamos acostumbrados.

Pero a su vez, hay un elemento a tener en cuenta: el aumento de la protección social estatal a un número cada vez mayor de beneficiarios de distintos planes sociales. El déficit fiscal aumenta y genera tensiones inflacionarias y macroeconómicas en el mediano plazo, pero ayuda a garantizar la permanencia del peronismo en el poder, incluso aunque cambien ciertos nombres y políticas con la llegada de un nuevo presidente.

Para una persona nacida en una familia de bajos ingresos, con padres desempleados o con pocos años de educación formal, e incluso también en los sectores menos prósperos de la clase media argentina, el transcurso de su vida está marcada por los diferentes planes del gobierno. Una madre cobra la Asignación Universal por Embarazo, y luego la Asignación Universal por Hijo (o la asignación familiar de ANSES si tiene la suerte de estar en blanco). El Plan SUMAR garantiza la atención médica en centros de salud públicos y gratuitos. El hijo recibe la netbook del plan CONECTAR en el colegio. Si va a la universidad puede recibir la beca del plan PROGRESAR y no paga cuota porque las universidades públicas son mantenidas por el Estado en su totalidad. Si no consigue trabajo en el ámbito privado, o no tiene contactos para un puestito público, pude participar en las cooperativas del plan ARGENTINA TRABAJA. Con cierto nivel de ingresos puede esperar al sorteo del PROCREAR para construir una casa propia. Si compra garrafas, se las subsidian parcialmente con el PLAN HOGAR. En Buenos Aires el Estado le paga el 75% de las boletas de servicios y de los boletos del transporte público. Para distraerse puede ver los partidos del fin de semana gratis en su tele que compró con el PLAN 12 CUOTAS, o pasear por TECNOPOLIS con la familia o ir a los nuevos museos gratuitos. Una vez que deja de trabajar, con casi absoluta seguridad tendrá la cobertura médica del PAMI y cobrará una jubilación o pensión del ANSES.

Quienes nos criamos en un ámbito sin  necesidades económicas graves o con otras formas de entender el rol del Estado y del mercado, esperamos mucho más de un gobierno. Normalmente tendemos a exigir transparencia y prolijidad institucional, mayores obras de infraestructura, mejores relaciones comerciales con todos los países, una lucha seria contra el delito y las mafias, estabilidad de precios, más generación de empleos privados, y menores impuestos en algunas actividades. Es más, pensamos que estas medidas ayudarían a todos los sectores sociales a progresar más rápidamente y de forma sostenida en el tiempo. Pero no llegamos a ser la mitad del país. y tampoco tenemos fuerzas políticas serias y honestas que nos sepan interpretar en forma mayoritaria.

Por eso con las condiciones actuales es casi seguro que continuará para bien o para mal la hegemonía peronista post 2001 (¿o post 1989?). Aunque con la plasticidad que lo caracteriza al movimiento lo estiren momentáneamente un poco a la derecha,