viernes, 10 de mayo de 2013

La influencia de la prensa en las elecciones


Hay rumores que se viene en los próximos meses una intervención directa en el Grupo Clarín, y una expropiación de las acciones de Papel Prensa que aun están en manos de Clarín y La Nación. ¿Será verdad? 

Yo soy crítico de la prensa opositora, en el sentido que me parece que a veces se hace un uso exagerado, y malintencionado, de las críticas. No porque no haya bastante para debatir de muchas medidas del gobierno. Sino porque del 2008 para acá mayormente solo se concentran en lo negativo, cuando podrían incluir otras miradas sobre los temas. Igualmente critico a la prensa oficialista cuando, militantemente, decide no hablar de ciertas cuestiones que podrían complicar el proyecto político que defienden.

Sin embargo, supongamos que no existieran más Clarín, La Nación o Perfil. ¿Los problemas económicos o sociales desaparecerían? ¿Los supuestos golpes especulativos y corridas cambiarias no sucederían más? ¿La gente que hoy no apoya, automáticamente confiaría en el gobierno? Es verdad que probablemente sin estos medios hoy opositores, la agenda mediática sería otra. Está claro que los grandes medios siempre tratan de manejar la agenda de acuerdo a sus intereses. 


Pero la evolución de la pobreza, del crecimiento económico, de la corrupción, de la prevención del delito, del empleo en blanco, de las obras de infraestructura, etc. es algo que la gente puede percibir desde su realidad cotidiana, mas allá de lo que aparezca en los diarios, la radio o canales de televisión. Los países virtuales de los medios oficialistas u opositores, en el largo plazo no pueden nunca reemplazar al país real. Y la mayoría de los ciudadanos se da cuenta y vota por el ¨país real¨ que vivencia, que ve y que lo rodea.

Una prueba de esto es que con el supuesto monopolio del grupo Clarín en guerra total durante el 2011, CFK obtuvo el 54%, incluso luego de bombardear con denuncias de corrupción de las Madres de Plaza de Mayo y Schocklender ¿Por qué la gente no escuchó a Magnetto? Lo mismo en Brasil, casi toda la prensa fue opositora de Lula y Dilma, sin embargo arrasaron en las elecciones. Y en Venezuela con mayores controles de la prensa y frecuencias de cadenas nacionales (combinado con menos énfasis en la gestión de los problemas cotidianos), la revolución bolivariana fue perdiendo caudal de votantes: de un 63% en 2006, a un 55% en 2012 y 50% en 2013. Este último resultado fue apenas suficiente para retener el gobierno ante el 49% del candidato opositor.


¿No será que de un lado y del otro se sobre-dimensiona la acción política de los medios de comunicación? ¿No es más importante confiar en la efectividad de las medidas concretas y divulgarlas coherentemente, en vez de concentrarse en como esas medidas atraviesan el filtro informativo? 

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