De acuerdo a la declaración de principios de la Internacional Socialista, la organización mundial de partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas, la "socialdemocracia" adhiere a las siguientes ideas:
- Una economía mixta que consta tanto de propiedad privada y propiedad pública o los programas subvencionados de educación, cuidado de salud universal, cuidado infantil y los relacionados servicios sociales para todos los ciudadanos.
- Un amplio sistema de seguridad social, con el objetivo declarado de contrarrestar los efectos de la pobreza y asegurar a los ciudadanos contra la pérdida de ingresos a raíz de enfermedad, desempleo o jubilación.
- Organismos gubernamentales que regulen la empresa privada en defensa del trabajador y de los consumidores, garantizando los derechos laborales (es decir, apoyar el acceso de los trabajadores a los sindicatos), y de los consumidores la protección y la competencia de mercado.
- Ecologismo y protección del medio ambiente a través de las leyes, por ejemplo, la financiación de energía alternativa, además recursos y leyes destinados a combatir el calentamiento global.
- Sistemas de impuesto progresivo para financiar los gastos del gobierno.
- Una política social secular y progresista.
- Inmigración y multiculturalismo.
- El comercio justo en libre comercio.
- Una política exterior de apoyo a la promoción de la democracia, la protección de los derechos humanos y en lo posible, a partir del multilateralismo.
- Promoción de la justicia social, los derechos humanos, derechos sociales, derechos civiles y libertades civiles.
En mi opinión, el kirchnerismo representó con aciertos y desaciertos este conjunto de valores durante la mayor parte de sus gestiones. Sus alianzas y concertaciones con partidos por fuera del PJ conformaron la estructura inicial de un proyecto político con estas características.
Sin embargo hubo dos momentos donde el gobierno pareció radicalizarse y se acercó más al populismo latinoamericano tradicional con una propaganda oficial agresiva, un discurso polarizador y divisor de la sociedad (en vez de integrador) y una intervención brusca, improvisada e ineficiente del comercio exterior y otros sectores económicos. El primero fue durante la "crisis con el campo" por la resolución 125 y otro momento la llamada "profundización del modelo" durante fines de 2011 y todo el 2012, donde se tomaron medidas similares a la gestión chavista (que a su vez son semejantes al peronismo de 1946-1952 y de 1973-1974).
Aparentemente, la sociedad argentina decidió acompañar más al kirchnerismo en sus etapas moderadas (con excelentes resultados electorales en 2005, 2007 y 2011) y lo castigó en sus intentos de radicalización (2009 y 2013).
En estos últimos meses se ve una tendencia a dejar de lado algunas banderas típicas de la izquierda para hacer un giro hacia un mayor "conservadurismo popular ortodoxo", que también ha convivido con el peronismo desde sus inicios. Un cambio posiblemente influenciado por el revés electoral y la revitalizada presión de los factores de poder para que Argentina se aleje del modelo populista bolivariano.
Creo que si Cristina hubiese continuado con medidas más cercanas a las socialdemocracias del siglo XXI, con un manejo económico más prudente y menos inflacionario, mayores inversiones en infraestructura y transporte público, sumado a un discurso integrador menos agresivo, tranquilamente el resultado de 2013 habría sido diferente y posiblemente el FPV tendría mucho más acompañamiento popular que el que está registrando en este momento.